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Mentiroso, mentiroso ( 16 jun 2011 ) ¡ Qué alguien pare a ese hombre ! ( 09 jun 2011 ) Adiós, Lanzarote, adiós ( 16 dic 2010 )
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Lo juró por activa y por pasiva, afirmó que volvería a su cargo de abogado cameral pero la razón ha caído del lado de los medios de comunicación salmantinos que aseguraron, cuando él lo negaba tajantemente, que Salvador Cruz, fiel a su amo, renunciaría a su puesto en el Senado para que acabara allí Julián Lanzarote.
Y así ha sido, ya tiene sillón popular en el Senado que calentar ( su ex opositor Emilio Melero también lo intentó pero no lo consiguió ); puede ponerse al día con las lenguas del Reino de España, lo mismo aprende algo de catalán aunque sea en su intimidad.
Nada nos sorprende de usted, don Julián.
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( 09 jun 2011 )
Con las horas contadas para que desaparezca de la casa consistorial salmantina, nuestro queridísimo alcalde, Julián Lanzarote, todavía ha tenido tiempo de dejar algunas nuevas perlas que no hacen más que refrendar lo que ya sabíamos de él...
En el resumen de su última legislatura, asegura que colocar la bandera en la Plaza de España y sentenciar las Casas de la Muralla son los dos mayores logros de su último mandato... Alguien que es capaz de resumir su gobierno municipal en esos dos hitos queda bastante retratado frente a la ciudadanía a la que dice representar.
Y si nos parecía poco, todavía va más allá y, a dos escasos días de finalizar su alcaldía, decide, por unanimidad, cambiar nuevamente el nombre de la Calle Expolio por su antiguo Gibraltar.
Ahora sólo hace falta que se resuelva su culebrón laboral post consistorio que, de momento, ya ha acumulado bastante literatura periodística; él asegura que se incorporará a su excedente cargo de abogado en la Cámara de Comercio e Industria pero la posibilidad de recaer y dormitar en el Senado gana fuerza día a día.
Descanse usted, se lo tiene bien merecido por el trabajo realizado... Y nosotros más.
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( 16 sep 2010 )
Se va... Julián Lanzarote anuncia que no se presenta a la reelección como candidato popular a la alcaldía salmantina, que después de 16 años comandando la nave no va a seguir remando, que su familia le reclama y que opta por ceder la dirección consistorial para dejar paso a otras propuestas.
No seremos nosotros los que neguemos las bondades de un alcalde que ha sabido ganarse la calle, con sus chascarrillos y sus gracietas ( al estilo de su amigo pucelano ), muy cercano con el ciudadano de a pie, siempre con su ironía y su mordiente, dispuesto a soltar el chiste en el momento adecuado... un dotado para la oratoria. En el haber, desde luego, cuántas jornadas de ocurrencias, desbaratando las ingenuas acometidas de la oposición que nunca estuvo a la altura de su contrincante; Fernando Pablos y compañía nunca pudieron con él.
En el debe, no le apuntaremos todos los proyectos prometidos e inacabados, al fin y al cabo, los políticos nos han enseñado a no creer en sus promesas y tampoco le anotaremos su escasa preocupación por la protección patrimonial dado su gusto por lo antiguo pero no por lo viejo; sin embargo, sí le apuntaremos, desde luego, su insistencia personal en determinados proyectos más que dudosos para la ciudad que intentaron realizarse hasta las últimas consecuencias, la poco transparencia consistorial durante su mandato como así lo ha corroborado Transparencia Internacional y los distintos raseros de medir aplicados en cuestiones como deudas y edificaciones... La vida política de esta ciudad no ha salido bien parada con un alcalde que ha hecho de Salamanca un pequeño cortijo para hacer y deshacer con discutidas decisiones donde los tribunales siempre le han quitado la razón ( casas de la muralla, comisiones y fundaciones municipales... )
No le echaremos de menos, o esperamos no hacerlo, malo será si tenemos que recordar aquello de otro vendrá que bueno me hará; pero no se preocupe, usted ha calado hondo en la ciudadanía, tiene su cariño y su admiración, no sabemos el motivo ni tampoco nos importa, puede que estemos equivocados y haya sido un alcalde para recordar, no lo creemos y así lo expresamos; sólo deseamos que los que vengan por detrás ( la cuestión estará entre Enrique Cabero o Alfonso Fernández Mañueco, con bastantes más posibilidades para este último ) no le copien en muchas de sus nefastas gestiones y sus inquietantes silencios.
Adiós, Lanzarote, adiós.
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